Más allá de la elección: fuerzas estructurales en desarrollo en los mercados de EEUU
AXEL CHRISTENSEN Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
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Axel Christensen
Con el foco de atención de todo el mundo puesto sobre la elección en EEUU, incluyendo los mercados financieros, vale la pena detenerse para analizar algunas fuerzas estructurales que están tomando curso y que tendrán consecuencias significativas para los mercados a escala global, independiente de quién gane esta elección.
Ante tanta expectativa del resultado electoral, pareciera pasar desapercibido el hecho de que la Reserva Federal decidirá acerca de su política monetaria esta semana. La gran mayoría de las expectativas del mercado apuntan a un nuevo recorte de la tasa rectora, continuando con el camino iniciado en septiembre pasado. Donde aún hay bastante disparidad de visiones es hasta dónde llegará el proceso de reducción en las tasas.
Ante tanta expectativa del resultado electoral, pareciera pasar desapercibido que la Fed decidirá sobre su política monetaria esta semana. La mayoría de las expectativas apunta a un nuevo recorte. Donde hay disparidad es en hasta dónde llegará.
Los sólidos datos recientes de consumo, empleo y salarios, incluidas las actualizaciones de la semana pasada, refuerzan nuestra visión de que no vemos que el banco central estadounidense vaya a cumplir necesariamente las expectativas que tiene el mercado de que las tasas sigan cayendo, cerrando el 2025 por debajo del 4%. Creemos que estas perspectivas están viendo los cambios estructurales a través de la lente de un ciclo económico típico, cuando claramente no lo es.
Eso se ha reflejado en significativas oscilaciones en las proyecciones de recortes de tasas de la Fed este año, ya que los mercados se esfuerzan por poner en contexto los datos macroeconómicos que se van conociendo, que a menudo contradicen la visión anterior. Pasamos de ver a un mercado que anticipaba una pronta recesión en EEUU en agosto pasado a uno que trata de incorporar recientemente su inesperada resiliencia, tratando de ajustarse al patrón del ciclo tradicional.
Por el contrario, la gradual disipación de los shocks de oferta que provocó la pandemia y un impulso temporal en la migración explican gran parte del enfriamiento de la inflación. Sin embargo, los datos laborales de la semana pasada muestran que el crecimiento de los salarios sigue siendo fuerte, y los niveles actuales sugieren que la inflación subyacente podría mantenerse más cerca del 3% frente al objetivo del 2% de la Fed. Son estas grandes fuerzas las que fijarán la dirección de las tasas de interés ahora y en el futuro, donde se observa una inflación más “pegajosa” a largo plazo y, en particular, una población envejecida que limitaría la oferta de mano de obra y el crecimiento futuro.
El resultado electoral en EEUU cambiará este panorama. Ninguno de los candidatos presidenciales se centra en los déficits presupuestarios, que probablemente seguirán siendo grandes sin importar quién gane. La perspectiva de aranceles más altos o reducción de la migración legal también tendría implicancias para la inflación. En el corto plazo, la masiva inversión en inteligencia artificial puede estimular la inflación antes de ver los beneficios de mayor productividad, al igual que las cadenas de suministro globales cada vez más complejas debido a la fragmentación geopolítica.
En resumen, estamos frente a una elección muy fuera de lo normal y un ciclo económico que tampoco es típico. Vemos fuerzas estructurales que mantienen la inflación más alta a largo plazo, impidiendo que se materialicen los recortes que tanto esperan los mercados.